Nuestra Misión

La misión de Maná, se inspira en las palabras de Cristo tres días antes de llegar a la cruz, como leemos en Mateo 25:31-46 LBLA. Este pasaje dice que cuando Cristo regrese en gloria, Él apartará de todas las naciones a quienes hicieron la voluntad del Señor, de aquellos que no le hicieron caso; como aparta el pastor las ovejas de los cabritos, poniendo a las ovejas a su derecha, y a los cabritos a su izquierda. Los versos 34-40 dicen:

“Entonces el Rey dirá a los de su derecha: Venid, benditos de mi Padre, heredad el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo. Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; fui forastero, y me recibisteis; estaba desnudo, y me vestisteis; enfermo, y me visitasteis; en la cárcel, y vinisteis a mí. Entonces los justos le responderán, diciendo: Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, y te dimos de comer, o sediento, y te dimos de beber? ¿Y cuándo te vimos como forastero, y te recibimos, o desnudo, y te vestimos? ¿Y cuándo te vimos enfermo, o en la cárcel, y vinimos a ti? Respondiendo el Rey, les dirá: En verdad os digo que en cuanto lo hicisteis a uno de estos hermanos míos, aun a los más pequeños, a mí lo hicisteis”.

Por lo tanto, la visión de Maná es:

  • Practicar el amor cristiano no “de palabra ni de lengua, sino de hecho y en verdad” (1 Juan 3:18).
  • Llegar a los desposeídos y maltratados de la sociedad, proveyéndoles de algo que necesiten, porque “el que se apiada del pobre presta al Señor, y Él lo recompensará por su buena obra” (Proverbios 19:17 LBLA).
  • Dar prioridad al trabajo en favor de los niños, porque son los más vulnerables a la desnutrición, enfermedades, abusos, y otros males que les afectan por falta de protección. Jesús nos advierte: “No despreciéis a uno de estos pequeñitos, porque os digo que sus ángeles en los cielos contemplan siempre el rostro de mi Padre que está en los cielos” (Mateo 18:10).
  • Defender a los desvalidos y marginados de la justicia y el derecho. A cada creyente El Señor le dice: “Abre tu boca por los mudos, por los derechos de todos los desdichados” (Proverbios 31:8 LBLA).